lunes, 26 de octubre de 2009

Poema escrito por Gustavo Silva

A Sergio Bonzón por su enorme calidad artística y humana

Cajita de música

En este breve cielo
de aire y acrílico
una muchacha
inventa la primavera
en el índigo de su pollera
una muchacha
con su cordel de plata
y aquel leve hilo de aliento
remonta con instinto de barrilete
un bote para navegar el cielo
y si a esta historia chiquitita
prestamos nuestros ojos abiertos
el mar del otro lado del cielo
con apenas soñarlo
se volverá inmenso.

jueves, 22 de octubre de 2009

Nueva obra

Balanza para pesar el viento IV
Con esta obra participo en el Encuentro internacional de la cultura surrealista a realizarse durante el mes de noviembre en Chile, organizado por El Umbral Secreto. La muestra será en el Museo Solidario Salvador Allende.


Daniela Mastrandrea, María Esther Galera, Sergio Bonzón y Carlos Barbarito en Caja de Arte


jueves, 3 de septiembre de 2009

Aguas y cenizas - Carlos Barbarito y Sergio Bonzón en Espacio + Arte - Pergamino




Nabokov

Santos y homicidas















Balanzas para pesar el viento
























con Hugo Patuto y Carlos Barbarito

Inés Ulla, Carlos Barbarito, Ivana López,
Sergio Bonzón y Melina Deville
con Pablo Rodríguez


Distintos momentos de la inauguración














sábado, 22 de agosto de 2009

Carlos Barbarito

AGUAS Y CENIZAS


Cada noche, cerca de mi casa, un caballo espera, al borde de la vereda. Está atado a un carro, ya viejo, mal alimentado, las riendas gastadas por el uso y el tiempo. Una pata sobre el cordón, las restantes sobre el pavimento. El animal espera, con paciencia, casi sin moverse, que regrese su dueño con su habitual carga de cartones y papeles. Ayer miraba la repetida escena desde un lugar cercano y me preguntaba: ¿qué es lo que esperamos nosotros? Cuando jóvenes, en aquellos días del artista cachorro, en días y noches veloces, creíamos que más temprano que tarde escribiríamos el Poema, pintaríamos el Cuadro. En un momento extraordinario, al que inexorablemente llegaríamos casi sin esfuerzo, por el solo hecho de ser jóvenes y desearlo, encontraríamos la Piedra Filosofal, algo capaz de las más potentes irradiaciones. De aquella pretensión hasta hoy las aguas pasaron bajo los puentes y las cosas nos fueron empujando hasta aquí, todavía aferrados a las rodillas de la pintura y la poesía pero ya no empeñados en producir, en un abrir y cerrar de ojos, la Gran Obra. Ahora y desde hace mucho, escribo poemas - así, en minúsculas- y Sergio Bonzón, pinta, dibuja y fabrica e interviene objetos. Tal vez Sergio esté de acuerdo, supongo que sí, que uno no sólo debe hacer un arte que sea digno de quien lo realiza sino, también y sobre todo, como alguna vez me dijo Raúl Gustavo Aguirre, uno debe ser digno de lo que hace. ¿Lo somos? Somos humanos, frágiles, contradictorios, erramos. Débiles ante la tormenta, el fuego, nos ahogamos bajo el agua, nada podemos ante la muerte salvo lamentarnos o consolarnos, no podemos ver en la oscuridad y, parafraseando a Carlos Edmundo de Ory, lo que conocemos, por mucho que sea, no nos permite saber por qué lloramos ante el fin de un amor. Entonces, como pregunta Stephen Spender, ¿qué nos sostiene? En esta casa, la respuesta. O, al menos, parte de ella. Porque ante ustedes está la resultante final, los frutos; debieron transcurrir largas jornadas de pruebas y errores, de idas y vueltas, de dudas, certezas y zozobras hasta arribar a lo que ahora contemplan. Esta noche acontece algo peculiar: tiene lugar por primera vez un trabajo conjunto entre pintor y poeta -hecho que, en su tiempo, celebrara Apollinaire- luego de más treinta años de amistad. ¿Por qué no antes? La vida está llena de misterios. Debieron pasar más de tres décadas para que, bajo el título de Aguas y cenizas, en una casa sobre la calle Alsina de Pergamino, tuviese lugar el encuentro. Estos son los hechos, las cosas se dieron de este modo y no hay apelación posible. Por último, retomando la figura del animal que espera, respondo a una de las varias cuestiones que aparecen en este escrito: ¿qué esperamos? El pobre caballo, bajo la lluvia, en el frío, aguarda con resignación. Sólo eso. Aquí, en cambio, por el suelo y las paredes, hay preguntas sobre el mundo, los otros, nosotros mismos. No se trata de una interminable espera de quién sabe qué cosa. Se trata de otra cosa, en cada pregunta un propósito de ir en busca, de superar aquello que pretende limitarnos. Y eso nos diferencia de la bestia, nos revela humanos, ante nosotros lo que siempre me pareció eje y sostén de la vida del hombre: la posibilidad.

martes, 11 de agosto de 2009

Advierto en la obra de Bonzón esa capacidad de mutabilidad, donde el caos es solo aparente. En cada obra suya aparece su mirada interna y lo que rescata del afuera, como un recolector de sensaciones y un expulsor de las propias, para luego proyectar-se. Es decir, sin “esta mecanicidad no habría obra de arte”.
Es allí entonces, cuando todo se equilibra, fluye y se impregna de una poesía casi cruel, de resignificaciones permanentes, quedando siempre expuesta a la mirada interrogatoria del espectador.
La búsqueda existencial tan inmanente a los seres intuitivos como Sergio, es el moño de todo su trabajo artístico.

Pablo Rodríguez - Artista

domingo, 31 de mayo de 2009

Nuevas ausencias

Díptico 100 x 200 cm


100 x 100 cm

100 x 100 cm


50 x 50 cm




viernes, 23 de enero de 2009

In Absentia nº 35
Acrílico s/lienzo
120 x 120 cm
2009
In Absentia nº 33
Acrílico s/madera
50 x 50 cm

In Absentia nº 32
Acrílico s/arpillera
80 x 100 cm



HENDIJAS

Héctor Ranea

Es lo más normal del mundo. Miramos el mundo a través de rendijas, fisuras, les dice Barbarito, desde agujeros de llaves que no tenemos desde la sonrisa del otro que nos muestra su interior o, como muestras en algunas fotos, desde la sonrisa del otro, o desde los párpados cerrados en un beso, como en la foto de Amparo.Es lo más natural del mundo. El mundo se mira desde hendijas. No tenemos otra manera de hacerlo. Los gatos nos aventajan porque ya tienen sus pupilas congruentes. Ellos pueden ver sin poner en foco.En esa posición, lo que pone sobre alerta es que la hendija está cosida. El párpado cruzado por las pestañas, como algunas plantas carnívoras hacen con sus pétalos mortíferos para mantener a los curiosos dentro. La fisura, la hendija, la rendija está cosida y, a veces, la cosen las palabras. Una telaraña especial que deja casi todo en el borde del momento en que todo puede suceder.Es lo cerrado de lo abierto que pone, fija, enturbia la calma. Y entonces, mirando esas hendijas de Sergio, uno puede poner atención a lo que requiera atención y logra mirar a través de la fisura. Porque la calma es indolencia y no hace más que propulsar al lector sobre la superficie de la cosa. Entonces el lector que no ve la costura se ahoga en la piel de la tela. En cambio, quien toma nota de la cerradura, percibe dentro un universo que le es negado a medias, mostrado a medias y ¡zas! La chispa enciende el plasma solar que contenemos e inhibimos. Y el mundo visto a su través no es nunca más el mismo.

Gracias Héctor