martes, 11 de agosto de 2009

Advierto en la obra de Bonzón esa capacidad de mutabilidad, donde el caos es solo aparente. En cada obra suya aparece su mirada interna y lo que rescata del afuera, como un recolector de sensaciones y un expulsor de las propias, para luego proyectar-se. Es decir, sin “esta mecanicidad no habría obra de arte”.
Es allí entonces, cuando todo se equilibra, fluye y se impregna de una poesía casi cruel, de resignificaciones permanentes, quedando siempre expuesta a la mirada interrogatoria del espectador.
La búsqueda existencial tan inmanente a los seres intuitivos como Sergio, es el moño de todo su trabajo artístico.

Pablo Rodríguez - Artista

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